El
origen de la Semana Santa en Sevilla
Durante la Edad Media ya existieron cofradías, pero no es hasta el siglo XVI cuando se consolidan las hermandades de Pasión o Penitencia como Asociaciones que veneran la Pasión y Muerte de Cristo y le rinden culto con una Salida Procesional. En sus comienzos, las Cofradías sevillanas hacían Estación de Penitencia a Iglesias o Conventos cercanos a su Templo. En el Sínodo de 1604, el Cardenal Fernando Niño de Guevara estableció algunas normas que forman el germen de la actual Semana Santa de Sevilla: las Cofradías quedaban obligadas a realizar la Estación de Penitencia a la S.I. Catedral y las de Triana debían realizarlo a la Parroquia de Santa Ana, debían vestirse túnicas sencillas de lienzo basto y se prohibía a la mujeres realizar la E.P.
Durante
el siglo XVIII la Semana Santa atravesó una profunda crisis, a causa
del decaimiento económico y demográfico de la ciudad de Sevilla, de
tal manera que en la primera mitad del siglo XIX, todo indicaba que
las Hermandades estaban a punto de su desaparición definitiva. Hacia
1850 solamente había Cofradías en la calle el Jueves Santo y
durante la “madrugá” y tarde del Viernes Santo. A finales del
siglo XIX, en el período de la restauración borbónica, las
Hermandades resurgen en número y esplendor y se empieza a
considerarlas un atractivo turístico para la ciudad y su economía.
Luisa
Fernanda, hermana de la reina Isabel II, y su esposo, Antonio de
Montpensier, se instalan en el antiguo colegio de marineros de San
Telmo. Ellos favorecieron la celebración de la Semana Santa,
impulsando Hermandades como Montserrat o La Lanzada, creándose en
esos años la tradición del Santo Entierro Magno, que desde entonces
se realiza cada cierto número de años, sin una periodicidad fija.
Sergio Benjumea . La Pasión a través del Objetivo.
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